Las características más notables de este dinosaurio fueron probablemente las gruesas placas óseas y su cola, que terminaba en forma de maza. Unos cortos cuernos detrás de la cabeza, en las mejillas y a lo largo del lomo y la mayor parte de la cola repelían los mordiscos de sus depredadores, que eran principalmente terópodos grandes o terópodos pequeños pero ágiles y terribles que vivían en manada como los troodones. Unas pesadas placas de hueso fusionado formaban una dura carcasa en torno a la cabeza del dinosaurio. Imaginen que hasta los ojos estaban cubiertos por unas contraventanas óseas. A este dinosaurio sí que se le puede atribuir la frase "armado hasta los dientes". Gruesas placas de hueso dispuestas sobre una piel correosa recubrían todo el cuerpo entero del dinosaurio, excepto una parte, cuyo nombre es el vientre. Por eso se cree que cuando un euoplocéfalo u otro anquilosaurio parecido con la misma característica de este vientre al descubierto, se encontraba en peligro, podrían haberse tumbado boca abajo sobre la tierra y así estar completamente armado, ya que su vientre no estaba al descubierto, por lo que el único resultado para los depredadores podría haber sido romperse los dientes. En la cola, unos tendones óseos reforzaban el final de la cola, absorbiendo los golpes que daba la robusta maza de la punta, constituida por hasta tres huesos. Ésta cola podía pesar más de treinta kilogramos, lo mismo que sesenta botes grandes de mermelada. El euoplocéfalo era grande y pesado por lo que necesitaba unas patas que pudieran soportar su peso. Éstas patas eran robustas, cortas y ligeramente más largas en la parte trasera, lo que inclinaba la nariz del dinosaurio al suelo, hacia las plantas de talla pequeña y de crecimiento bajo que eran su principal alimento. Las patas tenían unas pezuñas anchas, planas y con uñas óseas, soportaban el peso del dinosaurio mientras éste iba caminando. Las fuertes patas del euoplocéfalo estaban situadas debajo de su cuerpo, de una forma más parecida a la que tienen los mamíferos y no los reptiles.
Éste dinosaurio, como la mayoría de los dinosaurios, era herbívoro y usaba sus mandíbulas para arrancar plantas que crecían en el suelo como las hojas de pequeños arbustos y liquen, los cuales engullía con su pico desdentado y después, antes de tragarlos, los masticaba con pequeños dientes irregulares que se encontraban en la parte posterior de las mandíbulas. Es muy probable que el euoplocéfalo, al igual que la vaca, tuviera una cámara de fermentación dentro del estómago, que le ayudaba a digerir las duras fibras de la materia vegetal. Aunque no lo parezca, por su pesada coraza, este dinosaurio era bastante ágil y podría haber sido capaz de lanzarse a correr en caso de peligro o de esquivar y girar de forma que pudiera evitar a un dinosaurio feroz como el Tyrannosaurus Rex, con el que convivió. El euoplocéfalo medía unos 4 metros aproximadamente menos que su pariente el anquilosaurio, ya que el anquilosaurio medía unos diez metros el euoplocéfalo medía seis metros de longitud. El euoplocéfalo pesaba dos toneladas y media. Al final de la entrada podréis encontrar un enlace al sitio en Google Maps donde se encontró este dinosaurio, en la región de Alberta, en Canadá, a la que debe su nombre el dinosaurio carnívoro Albertosaurus. Además fue uno de los dinosaurios acorazados (anquilosaurios) de Norteamérica. Lawrence Lambe descubrió los primeros restos fósiles en 1902, y a partir de esa fecha, se han descubierto incluso más de cuarenta esqueletos de este dinosaurio. Lawrence Lambe, el hombre que enocntró por primera vez a este asombroso dinosaurio, lo llamó originalmente "estereocéfalo" o, lo que es igual, "cabeza gemela". Pero entonces descubrió que ese nombre ya había sido asignado a un insecto por lo que lo llamó finalmente como lo conocemos hoy en día, euoplocéfalo, que significa "cabeza bien acorazada".
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